miércoles, 25 de noviembre de 2009

Traduciendo a Edipo



Cuando se piensa en el Edipo,
no podemos evitar traducir a parricidio,

Ojos mudos,
palabras escondidas en algún sitio,
sentimientos no pensados.

Pensar en Edipo
se traduce en destino,
en la esfinge,
en los acertijos de la vida.

Hoy,
cuando pienso en Edipo
no traduzco lo antes dicho,
es incomunicación,
reto al destino
y falta de aceptación.

Los padres
siempre serán LOS padres,
es el cristal con que miramos
lo que nos traduce la imágen.

Estoy en paz con mis padres,
estoy en paz con mi imágen,
el destino incierto
tras una comunicación
que no deja de perderse
en el viento que corre
mientras el destino
sigue marcando acertijos.

Tal vez
si Edipo hubiera hablado
antes de matar,
de ponderar su valentía,
ésta obra
no hubiera sido producto
de tantos estudios.

Tal vez seguíré siendo
producto de mis padres,
pero ahora
lo veo con otro cristal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Simplemente sensacional!
Deseo que siempre tengas la misma opinión, sobre todo de tu mamá.
Betty