sábado, 14 de noviembre de 2009

Ser Lady Macbeth en el espejo interior


Un intento de homenaje para los obsesivos de sus actos que no pudiendo decirlos
se arastran entre los muros de su craneo, flagelan su cuerpo y su realidad, se atormentan por actos cometidos que no tienen vuelta atrás, cosas que ya no pueden enmendarse.

"Fuera mancha maldita, fuera te digo" sal de mi cabeza y déjame descansar de mis pensamientos, o mejor aún, permanece conmigo hasta que llegue el momento de aceptar el placer que me causa recordar que he matado las esperanzas de la tierra en nombre de la avaricia que me ha llegado.

Y si algún mortal me cuestiona, diré que fué por amor, por Macbeth, mi esposo y el ser que domina las tierras, dominado por mis pasiones, por ésta locura que represento y me rehuso a dejar ir. "Fuera mancha maldita, fuera te digo" ve y recorre el cuerpo de mi señor después de recorrer por mi cuerpo desnudo e inundarme de goce, llenarme de placer y de locura para justificar que la muerte no me sienta bien, pero le sienta bien a mi entorno y mis fines de reina.

Yo no dominaba a Macbeth, fueron sus pasiones, sus anhelos de reinar y conocer lo que a veces es mejor no conocer, descubrir es un atentado a la belleza, al enigma que ya de por sí encierra el ser humano en tan pequeño espacio de tiempo; cada universo es unipersonal y aunque su universo coabite en armonía con el mío, debo reconocer que desconozco el monstruo que es Macbeth, pues desconozco el monstruo que soy yo misma, me rehuso a ver y terminar aceptando que soy un reflejo de la ambición de mi esposo, que es un reflejo de la ambisión de las brujas que son un reflejo de mis anhelos más profundos de justificar algo que ya no tiene remedio.

Si he matado por el honor de mi esposo, he sido reina y ahora soy una mujer desnuda frente a si misma que no puede sostenerse en pie, porque no puede justificar lo bien que se siente matar, la delicia que me representa poder decir que maté por el placer de hacerme llamar reina, de llamar a Macbeth rey ey de decir que su reinado ha sido construido por mis manos. Ahora me gustaría que ese color marrón que me causa tanta satisfacción, dejara de inundar is ojos, mi alma, mis sentidos, quisiera que se callara, que deje de gritar "por el poder de tres veces tres" te lo pido ahora "fuera mancha maldita, fuera te digo".

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