viernes, 27 de noviembre de 2009

Entre las bodas de sangre


Ensangrentadas manos,
la luna que miel derrama
con olor a sangre,
color de muerte
textura de novia
que no supo vivir
más allá de la enunciación
de un deseo carnal.

La luna promete,
la muerte responde
y ahora en el bosque
la madre se cubre
como salvadora
y verdugo del amor.

Como alma fuerte
subyuga a su hijo,
mas es con la novia
que el engaño fijo
nos muestra su rostro
en el baño limpio
de perlas brillantes
de sangre en el río.

Huye novia,
corre novio,
que la madre viene a matar
lo que queda del amor.

Brilla luna,
brilla y diles
que sus sentimientos
ya no morirán.

Será el acero
quien mate su cuerpo,
pero entre las letras,
entre los actores
los encontrarán.

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