lunes, 30 de noviembre de 2009

El diván y el personaje



El actor viene a recostarse sobre el diván.
Silencio.
Debe sentarse, sentado puede dar la cara.
Dar la cara a quien, hombre o mujer, lo está mirando.
Fabrice Melquiot


Dar la cara, responsabilizarse de las pérdidas y la estupidez humana que conllevan los actos. La verdad, cuando inicié a escribir esto pensaba en hablar de arlequines borrachos de conocimiento, de saltimbanquis que guardan verdad en los chistes ridículos.

Cuando empecé a escribir éstas líneas pensaba en mostrar el lado poético de la verdad del actor, de perderse entre personajes que se vuelven los mejores amigos, de la importancia de mostrar el rostro del actor como una vía hacia la sonrisa; el modo filosófico de los arlequines comienza cuando el actor aprende a burlarse de sus actos para así burlarse de los actos de los demás.

Pero la estupidez humana me ha superado, me encontré perdida, descubrí que mi voz no debía ser escuchada en ese discurso, ese personaje dibujado entre las letras desapareció en el retículo de mis sueños, cuando ésta mañana, la cama me ha escupido de mis anhelos, de mi reposo, para aventarme a una realidad en donde os buenos amigos se borran por dar clic en el botón equivocado, en donde hacerse cargo de los actos puede ser doloroso, pero necesario.

Una vez más me recuesto en el diván junto a los personajes perdidos en mi mente, un arlequín lleno de verdad recordándome lo deschabetado que puede resultar querer decir la verdad en un chiste unipersonal que ya ni Yo entiendo. Son esos lapsus los que nos demuestran que aún hay personajes por crear, perdidos en un rincón del tiempo, ocultos en el bosque de nuestro pensamiento, esperando…¿Esperando que? ¿Será que mientras el tiempo transcurre ellos también se hacen viejos?

Esperando esperaré con ellos, los busco entre mis recuerdos, entre sueños, en el diván a donde voy a reconocerlos como parte de mi alma, a donde voy a dar clic esperando no borrar personajes que conozco y en donde me reconozco y buscando a aquellos que me hablarán de un futuro que ha pasado y un pasado que está aún por editarse.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Entre aplaudir y actuar


Salpicada de recuerdos la inmundicia del cuerpo que derrama lágrimas negras de un futuro que no se realizó. Bañada de sonrisas ajenas que aplauden como robots que, programados para alabar lo que la globalización les venda, no se cuestionan, no reflexionan, no reproducen… sólo aplauden como focas amaestradas, sólo esperan al oscuro para entonces empezar con la función de afuera, la imagen que han de proyectar, el personaje que han de cargar éste día, cada día.

No quiero ser un personaje de tantos, me rehúso a no pensar, a existir en un sinsentido, entre las piernas de la vida y el proscenio oculto tras el telón que ya no se levanta porque no hay nada que ver del otro lado, el telón que tal vez nunca se levantó porque nada ha valido la pena.

Hoy pretendo pasar por debajo del telón, legar hasta el público y tomar asiento, ser actor y espectador, director y tramoyista; es la obra de mi vida la que quiero mostrar, la que quiero reflexionar y mostrar, replantear el teatro como todo y nada, como eterno y fugaz… como la vida que transcurre entre robots programados para aplaudir pero siendo público y actor que critica a esa clase de espectadores de la vida, que entre esperar el oscuro y aplaudir, se les va la vida en una obra que no amerita ver, reflexionar, cuestionar y mucho menos aplaudir. Hoy aplaudo a los artistas de una vida con sentido que en vez de aplaudir cuestionan, a los que no esperan, actúan.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Entre las bodas de sangre


Ensangrentadas manos,
la luna que miel derrama
con olor a sangre,
color de muerte
textura de novia
que no supo vivir
más allá de la enunciación
de un deseo carnal.

La luna promete,
la muerte responde
y ahora en el bosque
la madre se cubre
como salvadora
y verdugo del amor.

Como alma fuerte
subyuga a su hijo,
mas es con la novia
que el engaño fijo
nos muestra su rostro
en el baño limpio
de perlas brillantes
de sangre en el río.

Huye novia,
corre novio,
que la madre viene a matar
lo que queda del amor.

Brilla luna,
brilla y diles
que sus sentimientos
ya no morirán.

Será el acero
quien mate su cuerpo,
pero entre las letras,
entre los actores
los encontrarán.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Te juro Juana que tengo ganas


Mujer soltera de 40 años,
dislalia moral y educativa
en busca de la felicidad.

Teripo, Librado,
estudiante pertinaz,
dislexia, dislalia,
su forma de hablar.

Diógenes, el padre
es la autoridad,
que a los dos nombrados
los quiere casar.

Dislalia emocional,
dificil hablar,
entender con el corazón
será una difiicultad.

Pero aún en el más allá
¡Te juro Juana
que tengo ganas!

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Traduciendo a Edipo



Cuando se piensa en el Edipo,
no podemos evitar traducir a parricidio,

Ojos mudos,
palabras escondidas en algún sitio,
sentimientos no pensados.

Pensar en Edipo
se traduce en destino,
en la esfinge,
en los acertijos de la vida.

Hoy,
cuando pienso en Edipo
no traduzco lo antes dicho,
es incomunicación,
reto al destino
y falta de aceptación.

Los padres
siempre serán LOS padres,
es el cristal con que miramos
lo que nos traduce la imágen.

Estoy en paz con mis padres,
estoy en paz con mi imágen,
el destino incierto
tras una comunicación
que no deja de perderse
en el viento que corre
mientras el destino
sigue marcando acertijos.

Tal vez
si Edipo hubiera hablado
antes de matar,
de ponderar su valentía,
ésta obra
no hubiera sido producto
de tantos estudios.

Tal vez seguíré siendo
producto de mis padres,
pero ahora
lo veo con otro cristal.

martes, 24 de noviembre de 2009

El conejo 401


Máscaras, mascaradas, miradas al interior; la confrontación entre realidades generalmente implica daños difíciles de evitar, pues a cada paso por la existencia se deben sortear situaciones sórdidas que aún para el más experimentado, obligan a un desenmascaramiento.

Es esa la imposibilidad del ser humano contemporáneo, hacer una revisión a fondo de las pulsiones que gobiernan su entidad, su personalidad; las máscaras que dominan su semblante. Por eso es común que cuando llega el momento de verse a un espejo, el reflejo sea un perfecto desconocido: el metal herrumbroso mimetizándose con la piel escamada, plagada de las llagas de una historia sin sentido aparente, mutilaciones de un doloroso proceso quirúrgico que debe cursarse para descubrir el rostro oculto tras ese espejo.

¿Es la crisis una oportunidad de encontrarse consigo mismo? La respuesta encerrada en los 400 conejos que son las máscaras, los estados de ánimo aparentes, las pasiones del ser humano, encerrado en la máscara 401: la duda. Samuel: enfermo de su cultura huye de sí para encontrarse en una guerra contra el reflejo, contra el niño conejo que significará el retomar el rumbo de su vida. “Cada persona debe encontrar su pasión, el motor que lo mueve en la vida para poder tener un rostro y un corazón” Encontrar al conejo que hay detrás de los 401 conejos, la implicación de enfrentarlo pero no luchar contra él. El fin será que cada ser humano encuentre su unidad en sí para estar en ese constante flujo con el universo, para estar bien con los otros conejos que reflejan lo que fuimos, somos y seremos en un devenir que sólo empieza cuando mostramos el rostro.

lunes, 23 de noviembre de 2009

El beso



El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada.
Gustavo Adolfo Bécquer


En toda obra teatral en donde haya una historia de amor tiene que haber un beso, EL BESO. Ese simbolizará la unificación de las almas a través de los labios.

¿Son los labios el camino al alma de otra persona?
¿no eran los ojos las ventanas y por tanto el acceso?
L a vaguedad y el cambio constante en la simbolización de las zonas erógenas han hecho que cambie el acceso, pero no el fin.

Un beso siempre será un beso, pero dependerá de quien lo otorgue, será lo que signifique en nuestro interior. Mas son los ojos quienes dicen verdad, son tus ojos los que no mienten cuando lo que quieres es dar ese beso, cuando se pretende repetirlo ad infinitum, hacerlo eterno, como en una fotografía, como en el teatro, como en la mente queremos que sea. Es por eso que los besos en el teatro son tan socorridos, porque siempre tendran contenida el alma del actor, del director, del dramaturgo y si está bien dado, también el alma del espectador se quedará para consagrar el beso que aunque siempre se repita en el texto, será siempre diferente.

Yo sólo quiero
que el beso no termine
porque termina

con lo que hay en mi alma
tu imágen abrazando

un simple beso
que enuncio al infinito
Siempre algo más.

Tu eres para mi
el beso que no acaba.

sábado, 21 de noviembre de 2009

La importancia de Llamarse



La importancia de llamarse Ernesto, va más allá de la enunciación del nombre. Ernesto simboliza más que letras, más de lo que quisiera admitir, más de lo que puedo negar.

Wilde muestra un entorno de alta sociedad con destellos de añoranza, disfraces que nos llevan a entender cómo es que importamos en la medida de lo que representa nuestro nombre, nuestro ser, para el otro que lo dice.

Es de un modo irónico que frente al espejo que es la boca escénica, uno no puede negarse, uno tiene que aceptar forsozamente que es uno de ellos; un ente que espera sser representado, un ser que a base de letras espera existir a través de alguien más que se atreva a enunciar lo que hemos de decir.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Renga a MEDEA


baúl interno
amor hasta la muerte
era Medea.

Entregose a Jasón
perdiendo el la razón.

Tres hijos tuvo
esa noche festiva
él se los comió

De Medea no se supo
de Jasón se olvidó.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Las Miserables



"Amigos míos, retened esto:
no hay malas hierbas ni hombres malos.
No hay más que malos cultivadores."

Victor Hugo

Una alcantarilla, el laberinto de la vida mentada de forma más usual para nuestra época de lo que nos gustaría aceptar.

¿Es Jean Valjean un héroe? La respuesta desde el sentido moral debería ser que si, lo es porque a pesar de querer reformarse de su pasado de ladrón, el “Señor de Magdalena” no puede dejar su pasado, él lo persigue hasta su nueva vida en la que un hombre ha sido culpado por sus actos de lo que Jean era. Jean Valjean es virtuoso y honorable, asume sus responsabilidades aún a pesar de dejar desamparada a una huérfana que prometió a la moribunda madre cuidar y proteger.

Cosette es criada con las monjas, al asumir sus cargos de conciencia Jean, ella queda a cargo de los posaderos Thenardier, de los que prefiero no hablar, pero acepto que son “malas personas” para el contexto de Víctor Hugo.

Jean huirá de la cárcel con la finalidad de reencontrarse con su hija adoptiva y rescatarla de los hermanos Thenardier; cumplir con la promesa que hizo a “Cantina”, la madre moribunda. El punto es que Jean Valjean la rescata y ella se educa en el convento en donde él trabaja como jardinero, durante cinco años transcurrirá una tensa calma en espera de que lo descubran. Mientras tanto Cosette se enamora de Mario de Pontmercy, quien se inmiscuye de tal forma en la Revolución que es (como todo “rebelde” del régimen) encarcelado, es entonces que el virtuoso Jean Valjean resurge como superhéroe para rescatar a su futuro yerno de un injusto enjaulamiento.

Las alcantarillas de París, las mejores amigas de los exiliados sociales, servirán a Jean Valjean para infiltrarse y rescatar no sólo a Mario de Pontmercy, sino como su virtud se lo exige, tratará de sacar a la mayor parte de los presos políticos, por lo que se hace evidente para la “justicia” la falta de presos y se ven rodeados. Una barricada, Mario herido y pierde el conocimiento; una vez más la virtud de Jean ha arrastrado a terceras personas para ponderarse en la imagen que quiere mostrar y mostrar-se a sí mismo.

Javaret, perseguidor de Jean, es también rescatado por Valjean en éste encuentro penoso, porque su virtud así lo sugiere y el policía había sido sentenciado a muerte por los revolucionarios al huír de la barricada. Javaret también es un ser honorable, por lo que prefiere suicidarse en una parte posterior de la obra antes de volver a atentar contra su héroe, entrando en una contradicción de honor de la época, pues era su deber pero también era pago justo por el acto cometido por Valjean “vida por vida”.

Al final Cosette, que ha resultado ser más como un pretexto para ponderar la virtud de Valjean, es alejada de su padre adoptivo por su nuevo marido Pontmercy, entrando en una ambivalencia, pues si bien es muy feliz en su matrimonio, no puede pensar en que ha dejado solo al hombre que ha dado todo por ella, por lo que convence a Pontmercy de traer a su padre a vivir con ellos y así Valjean termina su vida viejo entre el amor de Mario y Cosette.

Ahora con ésta breve sinopsis de la obra magistral de Víctor Hugo, entre las alcantarillas del recuerdo, los laberintos por los que la vida lleva a los personajes en la Revolución Francesa y el amor profesado de Cosette a Valjean y a Mario, me gustaría preguntar algo importante ¿Será que si Cosette no se hubiere criado y educado con las monjas el final hubiera sido diferente?

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Espejo sobre la mesa



Este si es un cuento de hadas y princesas
A la noche de luna menguante los vi llegar; era mi padre con la nueva adquisición familiar, una esposa para él, una madrastra para mí. Hija única soy de un matrimonio primero, el más perfecto de todos porque mi madre murió al darme a luz, pero ahora mi padre había traído una imagen femenina a quien seguir; un ideal que tener, la que sería mi amiga y compañera en esto de la virtud femenina.

Es curioso que no sintiera rabia ni temor, más bien estaba curiosa por sus sirvientes que venían en el paquete; el más alto de ellos alcanzaba a penas el metro veinte de estatura, parecían soldaditos de juguetería, de los que ponen fuera de la tienda para llamar la atención de los infantes transeúntes.

Ellos obedecían a mi madrastra al pie de la letra, a veces ni siquiera terminaba sus petitorias y ellos ya la estaban ejecutando, dóciles, nunca les vi refunfuñar. A mi me tenían consideraciones, me cantaban, jugábamos en el jardín e inventábamos cuentos en donde yo era una princesa perdida, claro siempre que ella no les estuviere pidiendo algo, que en realidad eran pocas veces, pero siempre encontrábamos la forma de divertirnos, ellos encontraban la forma de hacer mi vida un cuento de hadas.

Una noche en duermevela no pude evitarlo, el cielo se coronaba con una luna tan roja que me incitaban a seguir con esas historias de cuento, con príncipes que venían desde lejos a buscarme, con brujas y manzanas encantadas como las del huerto. Caminé por los jardines, meditabunda, pensaba tanto en la historia que no sé decir si estaba maravillada o aburrida de tanto darle vueltas, pero la noche fluía y antes de que aquella luna se ocultara llegué a su casa entre la maleza, quería contarles lo que había pensado en el camino, quería actuarlo con ellos, cantar y tal vez jugar como fugitivos en la noche, pero no debí husmear por esa ventana, era ella recostada sobre una mesa que los enanos, mis compañeros de juegos, apenas alcanzaban a posar sus ojos por encima de ella, de frente a mi, mi inocencia infantil se veía reflejada sobre la cabeza de ella en un espejo que nos reflejaba a ambas mientras uno de ellos subía a la mesa para poseer a la esposa de mi padre mientras los otros se preparaban alrededor de la mesa en una fila, probablemente esperando su turno, así lo vi en el espejo, con mi horrorizados ojos de fondo mientras consumaban el acto cada uno con un tierno beso en los labios. Así lo vi aquella vez y no puedo borrar esa imagen de mi mente.

A la muerte de mi madrastra, de una forma poco usual pues resbaló de su cama mientras dormía y apareció muerta, dice el doctor que parecía envenenamiento, pero nunca pudieron probar nada, así que se dictaminó que había muerto de una caída poco común pero posible. Hoy a un año de que eso sucedió hay luna roja de nuevo y he decidido tomar su lugar, después de todo ella debía ser una imagen a seguir ¿no? Y ¿a quién no le place tener sirvientes leales, compañeros de juego, amigos con los que puedes representar un cuento de hadas a cambio de un simple beso tierno con un espejo a la altura de mi cabeza en una luna como ésta?

martes, 17 de noviembre de 2009

Sonrisa de Chesire


¿Se puede decapitar a alguien que no tiene cuerpo?

Aparecer y desaparecer a voluntad es una capacidad de aquella sonrisa que hace aparecer y desaparecer la cordura de una niña, del espectador.

Es la sonrisa de la filosofía perdida en las paradojas ancestrales que no son tan risorios, de la locura no nombrada enmedio de la apariencia de cordura en que se pretende habitar. Sonrisa de Chesire, humor sarcástico porque no podría ser de otra manera; es esa visión extraordinaria de franjas rosas y moradas que la hacen incomprensible para el resto del mundo.

La vida puede ser un juego, los habitantes un juguete; la personalidad es siempre volatil, mas es el único que dice verdad. Alicia no le interesa a esa sonrisa, es la sonrisa la que le interesa al gato y es el gato quien le interesa a Alicia; Alicia es el juguete de la sonrisa del gato. ¡Pobre niña confundida en un mundo de maravillas desastrosas! Pobre gato incomprendido en una sonrisa de franjas, perdido entre el croquet, la reina y la locura de las pasiones humanas desatadas, un filósofo perdido entre sonrisas reflejantes de una locura aparente.

Es la realidad que golpea nuestro rostro de un modo que aunque resulta ineludible, no podemos dejar de mirar con desdén de locura, de la locura racional de la que somos esclavos, ridículo, loco, desatado. Es cuando no estamos acostumbrados a mirar la vida con una sonrisa que resulta más difícil intentar esbozar una en nuestro rostro, sin embargo, son esta clase de personajes los que nos recuerdan que dentro de toda locura hay un poco de sensatez, la cordura no es sino una utopía mal intencionada que funciona como represora de nuestras ilusiones y emociones, sensaciones que juzgamos de locura en una primera lectura en personajes como el gato de Chesire. Lo importante entonces es pensar ¿Quién está más loco? El gato muestra verdades al estilo del arlequín del siglo de oro del teatro español, pero los que lo rodean, como los ciudadanos y el rey no lo entienden. ¿Son los incomprendidos locos? De ser así, yo me considero uno de ellos, pues a veces ni yo entiendo lo que digo, pero sigo sonriendo, sigo pensando en paradojas ridículas para cuestionar mi mundo, para jugar con las Alicias que han caído en mi país de las maravillas.A veces también pierdo la cabeza pensando que el mundo es un juego y a veces también me gusta desaparecer, a veces me gusta ser un gato de Chesire.

lunes, 16 de noviembre de 2009

¿Aún esperas a Godot?



Si el sentido de la vida brilla por su ausencia y no hay razón de ser ni de existir, si se derriba de su pedestal a la madre lógica,todo se tiñe de absurdo con un estilo cómico que invita a la sonrisa en las ruinas de la existencia.
Máxima Absurdista


Irse lejos, suicidarse o seguir esperando. Esperar lo desconocido es casi como no hacer nada, es casi como tener una soga atada al cuello y permitir ser esclavizado por miedo a pensar por uno mismo. La espera eterna de un Godot que no aparece es no hacer nada para que aparezca, permitir que el tiempo transcurra, que las acciones que se suscitan alrededor sólo nos horroricen, pero no hacer nada, sólo esperar en una conversación intrascendente.

La trascendente obra de la intrascendencia humana evidenciada en dos actos. Esperamos a Godot, como Lucky que no habla porque Pozzo no lo deja, porque prefiere que Pozzo hable por él antes de tener que articular un pensamiento que no logra consumarse, ¿Cuántos Lucky hay en el lugar donde habito? En donde un politiquillo que articula pensamientos obscenos y ridículos puede manejar a millones de Luckys, mientras Vladimir y Estragon se aterrorizan de lo que ven pero en la espera de que Godot llegue no hacen nada para cambiarlo, esos son los intelectuales de la nueva era, los que saben, pero no les interesa más que para entablar una conversación intrascendente mientras siguen esperando.

Yo soy más como el niño, el mensajero que anuncia la llegada de Godot al día siguiente, el que avisa que Godot no llegará, porque la libertad, “Dios” Godot o como quiera traducirse simbólicamente, se crea en un día a día, se enuncia por el humano que piensa que llegará y hace algo por que llegue; es creado por los que tienen la certeza de no errar en sus actos, que saben que tenemos a un Godot interno junto a la desesperación y el silencio, no necesita que lo esperemos, necesita despertar de un letargo absurdo en el que lo hemos sumido por pura pose, por la flogera que nos causa pensar y responder de nuestros actos y dejamos la responsabilidad a un sujeto al que llamamos incompetente, pero no hacemos nada para que deje de decirnos que hacer, en cambio nos damos otra vuelta a la soga que nos ata o, en el mejor de los casos, hablamos de esos que se atan la soga, tratamos de persuadir a alguien que el suicidio es la opción “A” y que irse lejos es la opción “B”, sostenemos conversaciones sobre si conocemos o no a Godot o si lo habremos visto…

¡Basta de seguir esperando a Godot! El teatro del absurdo ha sido creado para que podamos entender lo absurdo que resulta el comportamiento humano, que en lugar de “humanizar” nos vuelve zombis alienados a los medios de comunicación, a la espera de un Godot que más que ser enunciado y utilizado por los pseudorevolucionarios de la nueva era que piensan que está de moda ir contra las reglas, creemos nuestras reglas en un sentido amplio, utilicemos al absurdo para crear un mundo que vaya en contra de lo que se esquematiza en ésta obra. Mientras tanto te aviso de una vez que Godot no llegará…

sábado, 14 de noviembre de 2009

Ser Lady Macbeth en el espejo interior


Un intento de homenaje para los obsesivos de sus actos que no pudiendo decirlos
se arastran entre los muros de su craneo, flagelan su cuerpo y su realidad, se atormentan por actos cometidos que no tienen vuelta atrás, cosas que ya no pueden enmendarse.

"Fuera mancha maldita, fuera te digo" sal de mi cabeza y déjame descansar de mis pensamientos, o mejor aún, permanece conmigo hasta que llegue el momento de aceptar el placer que me causa recordar que he matado las esperanzas de la tierra en nombre de la avaricia que me ha llegado.

Y si algún mortal me cuestiona, diré que fué por amor, por Macbeth, mi esposo y el ser que domina las tierras, dominado por mis pasiones, por ésta locura que represento y me rehuso a dejar ir. "Fuera mancha maldita, fuera te digo" ve y recorre el cuerpo de mi señor después de recorrer por mi cuerpo desnudo e inundarme de goce, llenarme de placer y de locura para justificar que la muerte no me sienta bien, pero le sienta bien a mi entorno y mis fines de reina.

Yo no dominaba a Macbeth, fueron sus pasiones, sus anhelos de reinar y conocer lo que a veces es mejor no conocer, descubrir es un atentado a la belleza, al enigma que ya de por sí encierra el ser humano en tan pequeño espacio de tiempo; cada universo es unipersonal y aunque su universo coabite en armonía con el mío, debo reconocer que desconozco el monstruo que es Macbeth, pues desconozco el monstruo que soy yo misma, me rehuso a ver y terminar aceptando que soy un reflejo de la ambición de mi esposo, que es un reflejo de la ambisión de las brujas que son un reflejo de mis anhelos más profundos de justificar algo que ya no tiene remedio.

Si he matado por el honor de mi esposo, he sido reina y ahora soy una mujer desnuda frente a si misma que no puede sostenerse en pie, porque no puede justificar lo bien que se siente matar, la delicia que me representa poder decir que maté por el placer de hacerme llamar reina, de llamar a Macbeth rey ey de decir que su reinado ha sido construido por mis manos. Ahora me gustaría que ese color marrón que me causa tanta satisfacción, dejara de inundar is ojos, mi alma, mis sentidos, quisiera que se callara, que deje de gritar "por el poder de tres veces tres" te lo pido ahora "fuera mancha maldita, fuera te digo".

viernes, 13 de noviembre de 2009

Renunciando a la Historia por enunciar mi historia




En este mundo en donde pasar a la historia se ha vuelto una meta a seguir, se ha desvirtuado severamente el honor de formar parte de una historia, no la de los libros, es la historia de los instantes la que conforma al individuo, el resto es mero narcisismo.

Aquél que abraza la vida del teatro, que es el arte de la vida presente, del aquí y ahora, sabe que ha renunciado a la historia; pues no es a sí mismo, no es su nombre a quien se le reconoce, es el personaje que deja huella en cada espectador, la sensación que transmite provocando empatía o antipatía, “tal vez hacemos teatro para descubrir la presencia que se esconde entre las apariencias de la ausencia que ha descorazonado al mundo”, buscamos reconocernos en el personaje más que ser reconocidos en un libro y si es que por azares del destino, nuestro rostro, voz o incluso nuestro nombre es reconocido más allá de un escenario, entonces habremos obtenido ese “plus” que otorga la popularidad, la masa… que pena tener que buscar esto cuando puedes ser reconocido por tu personaje en el momento de estarlo interpretando, pues el personaje en un inicio no sabe nada de ti y tú que aparentemente sabes a tu personaje, lo conoces totalmente, terminas por desconocerlo cuando éste te reconoce, cuando te muestra tus similitudes con él, tus faltas contigo mismo y algunas veces la miseria del contexto que ambos habitan.

Hablo del reconocimiento mutuo con un ser que aún cuando pudiere no existir, se apodera de tus sentidos, de tu mente, provoca que ese texto que tienes de memoria, deje de ser robótico cuando lo entiendes, cuando tu personaje te entiende. Él no puede existir sin un actor que lo caracterice, que lo “lleve a cabo” pero ¿qué sería el actor si no hubiera personaje que interpretar? A eso me refiero con mutuo reconocimiento; uno no existe sin el otro, cuando entendamos eso habremos entendido el arte de la interpretación. Pero cuando el actor entienda y acepte el tipo de historia a la que quiere pertenecer, entonces habrá bajado el exceso de actores “hechos al vapor” y entonces si, empezaremos a tener arte en los foros.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Habitando en Proscenio



El proscenio de una vida
Es donde debe habitar
El ensueño, la ternura,
Pero también la maldad.

Somos los seres humanos
Tan cambiantes y distintos
Que aún cuando lo conozcas
Nos sorprende su instinto.

Habitar en el proscenio
Es algo más que sencillo;
No necesitas de fama
Sino de habitar tú destino.

Eres el protagonista
Del teatro que es tu vida,
Habitas en el proscenio
Desde donde tú lo miras.

Ahora que quedó claro
Tengo un consejo que dar
Ya que habitas en proscenio
La obra debe empezar.

Pues cuando acabe tu tiempo,
Tu interpretación termina.
Ha terminado la obra
La puesta que era tu vida
Y según con los aplausos
Entenderás la valía.

Ya no para ti actor,
Director de escena y guión;
El público que te vio
En ésta interpretación
Valorará tu trabajo
Por las cosas que dejaste.

Ya dependerá de vos
Si preferiste a Hamlet,
Otelo, Romeo o Macbeth
O si de Shakespeare denegaste.

Lo importante en el proscenio
Es no perder nuestro rostro
Por quedar bien con el otro.

Conforme con el trabajo
La improvisación y el guión,
Quedará hecho el montaje
Pues dejaste el corazón.

El alma y tu linaje
Serán las pruebas de honor
Los aplausos ya no valen
Si conforme estás
con tu actuación.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

ARGAN



La muerte es el remedio
de todos los males;
pero no debemos echar
mano de éste hasta
última hora.

Moliere

El enfermo imaginario. Enfermarse de aprensión; la última comedia de Moliere que no tiene mucho de cómico. Jean Baptiste Poquelin murió mientras representaba el papel de Argan; irónicamente fue la mejor función.

Cuando el destino llama, no importa si estuviste toda tu vida preocupándote por no enfermar, por tus negocios o por lo que tenías por hacer. Importa lo que hayas hecho aca, los buenos momentos irrepetibles y los buenos recuerdos.

¿Enfermar o no enfermar? Sería ésta la cuestión para Argan en la obra de El enfermo imaginario, pues después de cuidarse tanto para evitar agravar su enfermedad supuesta, impuesta por su mujer, es cuando se finge grave que los buenos sentimientos de su esposa se alejan y se descubren en su hija. Ella, que acababa de ser desheredada, que sería casada a la fuerza con un médico para que éste siguiera atendiendo a su padre hasta que la hipocondría abandonara su cuerpo, es quien que demuestra un amor sincero en la obra, pues Belina (la esposa de Argan) sólo quiere el dinero y las posesiones que pueda heredar, es la perfecta imagen de madrastra malvada de Wald Disney, pero bien hecha. Moliere nos deja en ésta obra no sólo su vida, sino la enseñanza de que las cosas no son siempre las que aparentan, es el juego de las equivocaciones las que crean los buenos momentos de la vida, son las malas compañías las que nos hacen valorar las buenas y es la hipocondría de Argan lo que todos padecemos, pues si bien no todos nos sentimos enfermos de algo raro sóloporque alguien nos comenta los síntomas o los leemos, ahora con los medios, masivos de comunicación, todos tememos o temimos en algún momento enfermar de A H1N1asumiendo que los medios no falsean información y que nunca antes alguien había muerto de una gripa mal cuidada.

Todo es psíquico, nos enseña Moliere, algunos enferman de amor, otras enferman “de bebé”, existen quienes de melancolía, pero lo más triste es enfermar de soledad, porque esa no se cura tan fácil, puedes estar rodeado de gente y sentirte tremendamente solo; para ésta enfermedad la única cura es una compañía grata (algo difícil de encontrar).

La muerte es algo inevitable, pero no podemos dejar de hacer una vida para protegernos de ese final funesto que de cualquier forma llegará, la compañía es algo maravilloso, el amor algo vital, pero cuando es mutuo. No dejemos de vivir por los amedrentamientos de los medios y sus supuestas enfermedades y si enfermamos, que sea de felicidad porque nunca dura mucho “La felicidad ininterrumpida aburre: debe tener alternativas”, enfermemos de experiencia y encontremos eso que no estábamos buscando, después de todo sólo se muere una vez, pero es por un largo tiempo.

martes, 10 de noviembre de 2009

MAB


Se habla mucho del principio de los tiempos, antes de que los seres humanos tuvieren memoria. Mab, la reina Madre de la “antigua religión” partera de las hadas, regidora de los elfos, los duendes y todos los seres maravillosos, hermana de la dama del lago, dueña y creadora de la naturaleza humana.

A ella evoco en estas líneas, con un suspiro entre las manos, del fondo de su carro hecho de una sola perla tome su velo azul, casi impalpable; el velo de los sueños retorne a cubrir mi mundo y envuelva los cuatro puntos cardinales para que la melancolía deje que las ilusiones tomen su rumbo a los cuatro vientos.

Lástima que los dioses mueren más rápido que los humanos, pues mientras uno puede deambular por el mundo como un zombi, los dioses como Mab mueren cuando deja de recordárseles. Yo hoy la recuerdo por todos aquellos que la cambiaron por la ilusión de un dios masculino, por el dios del cristianismo que acabó con las buenas costumbres celtas. Pues si bien Mab pudo ser obsesiva, vengativa, celosa, enamoradiza…casi humana, no deja de ser una deidad que nos representa como seres humanos, al menos ella nos hacía soñar con el amor, querer enamorarnos sin tener que estar en todas partes, sin infundir ese temor ciego que no cesa hasta matarte
Shakespeare la menciona en Romeo y Julieta en voz de Mercutio de la mejor manera:

Ya veo que te ha visitado la reina Mab,
la partera de las hadas. Su cuerpo
es tan menudo cual piedra de ágata
en el anillo de un regidor.
Sobre la nariz de los durmientes
seres diminutos tiran de su carro,
que es una cáscara vacía de avellana
y está hecho por la ardilla carpintera o la oruga
(de antiguo carroceras de las hadas).
Patas de araña zanquilarga son los radios,
alas de saltamontes la capota;
los tirantes, de la más fina telaraña;
la collera, de reflejos lunares sobre el agua;
la fusta, de hueso de grillo; la tralla, de hebra;
el cochero, un mosquito vestido de gris,
menos de la mitad que un gusanito
sacado del dedo holgazán de una muchacha.
Y con tal pompa recorre en la noche
cerebros de amantes, y les hace soñar el amor;
rodillas de cortesanos, y les hace soñar reverencias;
dedos de abogados, y les hace soñar honorarios;
labios de damas, y les hace soñar besos,
labios que suele ulcerar la colérica Mab,
pues su aliento está mancillado por los dulces.
A veces galopa sobre la nariz de un cortesano
y le hace soñar que huele alguna recompensa;
y a veces acude con un rabo de cerdo por diezmo
y cosquillea en la nariz al cura dormido,
que entonces sueña con otra parroquia.
A veces marcha sobre el cuello de un soldado
y le hace soñar con degüellos de extranjeros,
brechas, emboscadas, espadas españolas,
tragos de a litro; y entonces le tamborilea
en el oído, lo que le asusta y despierta;
y él, sobresaltado, entona oraciones
y vuelve a dormirse. Esta es la misma Mab
que de noche les trenza la crin a los caballos,
y a las desgreñadas les emplasta mechones de pelo,
que, desenredados, traen desgracias.
Es la bruja que, cuando las mozas yacen boca arriba,
las oprime y les enseña a concebir.


Alabemos entonces a Mab ésta noche, cantemos alrededor de una fogata en nuestra mente y hagamos revivir a los dioses que nos enseñan de nuestra humanidad. Así, tal vez si dejamos de lado al cristianismo, tal vez si aprendemos a ignorar sus reglas moralistas impuestas para conveniencia de unos cuantos, tal vez podamos reencontrarnos en un mundo como el que existe en los cuentos de la “antigua religión”, como el que existe tras el velo azul de la Reina Mab.

RESETEATRO

A veces uno da muchas vueltas para terminar en el mismo sitio en el que comenzó: en el perchero de las emociones, en el trastero de los retos, en la lavadora de sueños.

Evidentemente uno siempre está reiniciando cosas, cerrando proyectos, abriendo nuevos. Lo importante es que sea lo que sea que se reinicie, se haga como un reto, se procure hacerse mejor de lo que se había venido haciendo; así el renacimiento será total y se resurgirá de las cenizas: conocimientos justipreciados.

Proponiendo así que resurjamos como personajes en un foro, eterna personalidad que se repite, pero siempre diferente, siempre con nuevos descubrimientos que el actor va adoptando del ser que encarna. “Hay un espacio vacío, alguien lo cruza mientras otro lo contempla; esto es todo lo que hace falta para que empiece el teatro” y hoy reinicio el mío como un reto, en donde el foro es la página de Blogger, los personajes son delineados por las letras que los encarnan y el público sigue siendo un enigma.